Viajemos en el tiempo unos 24 años, y vayamos al Salón de Frankfurt, donde las marcas al igual que en estos días presentaban sus novedades y los automóviles que poblarían las calles de principios de los noventa. Esas novedades ya son automóviles que pasan desapercibido, que son sustituidos por automóviles más modernos, más seguros y más tecnológicos. Y aunque muchos de los automóviles que hace 24 años se presentaban con orgullo, vayan a parar a los desguaces hoy día, hay algunos que por suerte se libran de ello.
Pero si lo hacen, será por algo ¿no?. Como siempre ha habido automóviles que han destacado más que otros, ya sea por su exclusividad o por sus características. Por eso hay algunos automóviles que aunque pase el tiempo, su personalidad los salvan de ser un automóvil que será sustituido por otro. Pero claro, esto se debe a que quizás dicho automóvil no será utilizado para el uso diario, sino más bien, su uso sea para su disfrute o su conservación.
Paseemos por el Salón de Frankfurt de 1987, y vayamos mirando los stands de cada marca, seguro que vemos muchos automóviles que serán utilitarios. Pero también automóviles que aunque salgan a producción, su fin será únicamente el de ser una pieza de colección o una máquina de disfrute. Así que descartemos los utilitarios y centrémonos en una novedad que nos pueda causar disfrute y una conducción apasionante y divertida. Para ello visitemos un stand de una marca que emocione, y así a lo pronto se me viene una a la mente, BMW.
Nos dirigimos al stand de la marca bávara, y allí se ve un pequeño cabrio sin puertas, ¿qué clase de prototipo podrá ser?. Tenéis ante vosotros al nuevo BMW Z1, el primero de una renovada línea de pequeños cabrios de ensueño, así que dejad de imaginar, que vamos a conocerlo un poco más de cerca. Su origen viene de una empresa subsidiaría que BMW fundaría para promover el desarrollo de nuevas tendencias tecnológicas enfocadas al sector del automóvil. El objetivo principal era innovar, crear conceptos que se escapasen de cualquier fin comercial.
Y con esos principios nacia el primer proyecto de la empresa, con un eslogan que decía FREEDOM ON FOUR WHEELS (Libertad sobre Cuatro Ruedas). El proyecto no era más y menos que un pequeño roadster, una novedad que no se encontraba en otras marcas por aquella época. Así que cuando el presidente de BMW visitó las instalaciones de esta empresa en 1985 y vio los primeros bocetos, se vio atraído por la idea. Pero no fue hasta su segunda visita hasta que no solicitó a los ingenieros que desarrollasen un prototipo.
Sus primeros conceptos se presentaban a la prensa en 1986, pero no se presentó el modelo definitivo hasta nuestro recién visitado Salón de Frankfurt de 1987. Su base partía del BMW 325i E30, del cuál adoptaría su transmisión manual de 5 velocidades y su motor de 2,5 litros de 6 cilindros y 170cv. Que se adaptaron a un chasis monocasco de acero galvanizado, barnizado con una fina capa de zinc, que permitía reforzar la rigidez en casi un 25%.
El chasis se creó exclusivamente para este fantástico automóvil, al igual que su suspensión trasera, que era un “Eje Z”. Su suspensión delantera en cambio estaba compuesta por una reestructuración de los componentes del 325i. Pero si algo destacaba verdaderamente en este automóvil sin duda alguna, eran sus puertas escamoteables, que se ocultaban en su interior hasta ofrecerle el aspecto de un auténtico roadster.
Supuso el desarrollo de diversas tecnologías, por lo que además de ser un automóvil que brillaba por su singularidad, también consiguió presentar diversas novedades tecnológicas. Desgraciadamente su periodo de producción fue bastante corto, por lo que sólo se consiguieron vender unas 8.000 unidades. Y aunque fue el primero en el regreso de los pequeños roadsters de ensueño de BMW (protagonizada en la actualidad por el Z4), también lo fue en el de los pequeños roadsters en general, llevando al desarrollo de modelos tan importantes como el Mazda MX-5 o el Porsche Boxster.
Fuente: ARPEM.com