La semana pasada os hablaba de algunas de las impresiones que me había causado el nuevo Citroën C-Elysée, el cuál pude analizar de forma breve en el concesionario. Hoy os traigo la segunda parte de éste análisis, en el que os hablaré de aquellos detalles que no vimos en la primera parte, y que no tienen menor importancia que los mismos.
Resumiendo un poco lo visto en la primera parte, como bien os dije, el C-Elysée es una berlina espaciosa, con un nivel estético bastante aceptable y con un interior que me dejó muy buen sabor de boca, a excepción, claro está, de sus sillones traseros , que carecen de reposacabezas traseros. Debido a éste detalle, os dije que no se lo recomendaría a un taxista o un padre de familia que llevase a sus hijos detrás, pero sí a un comercial o a un representante de empresa que no tuviese que llevar pasajeros.
Exceptuando su gran defecto, hoy también hablaremos de otras de sus virtudes, pues después de todo, hay que admitir que el C-Elysée es un automóvil muy virtuoso. Vamos a empezar por su gama de motores, compuesta por dos motores de gasolina y uno diésel. Los gasolina son un VTI de 1,2 litros y 72 CV de potencia, y un VTI de 1,6 litros y 115 CV. Por otra parte, tenemos al motor diésel, que es un HDi de 1,6 litros y 92 CV.
Podemos decir que no goza de una gama de motores muy potentes, pero sí de una gama de motores de cilindradas pequeñas, con los que consigue unos consumos atractivos. Atractivos sus consumos y sus precios, pues el C-Elysée parte de 13.650 euros, con un acabado denominado Seduction. Pero yo personalmente, recomiendo pagar un poco más por el acabado superior, denominado Exclusive, con el que por a penas 1.200 euros, tendríamos un modelo más equipado, con elementos como llantas de aleación, salida de aire bajo los asientos, o sensor de aparcamiento entre otras cosas. Podría criticar el hecho de que la pintura metalizada es opcional en cualquiera de las versiones, pero tampoco dispara demasiado su precio.
En definitiva, el C-Elysée es una berlina amplia, accesible, y con un equipamiento bastante aceptable. Exceptuando el defecto de los reposacabezas traseros, es la alternativa ideal para una persona que busque un automóvil agraciado en estética, especioso y sobretodo, funcional. Por otra parte, no se lo recomiendo a una persona que busque algo más en un automóvil, aunque a fin y al cabo, eso lo puede encontrar en otros modelos de la gama Citroën, como en el C5 por ejemplo.