Desde que en 1957 Colin Chapman diseñara el primer Lotus Seven, éste apenas ha sufrido cambios estéticos. Sigue siendo de la vieja escuela, la que diferenciaba a los hombres de los niños al volante. Caterham compró la licencia del Seven allá por 1973, lo que quiere decir que ésto no es una copia de un Lotus Seven.
Caterham, siguiendo el legado de Chapman, ha mejorado y remejorado en incontables ocasiones el Seven, y ésta vez le toca el turno a la homologación para calle de su reconocida versión de carreras, usado internacionalmente en las copas monomarca de la empresa británica, el Caterham Supersport.
Se puede decir, y con orgullo, que sólo dispone de 140 CV extraídos de un motor de origen Ford de 1.6 litros de cilindrada, sin turbos ni historias, y las llantas son unas pequeñas ruedas de carrito de la compra de 13 pulgadas. Y con todo eso, sus hermanos un poco mayores le mojan la orejita al Veyron y compañía. La cuestión no está en que tu coche tenga 1.200 CV, el ejemplo se ve clarísimo en un camión que normalmente suelen rondar los 500 CV y ¿no es que cojan 300 km/h verdad?
La diferencia está en el peso. Mientras que un coche tipo Veyron supera holgadamente la tonelada de peso, éste Caterham Supersport apenas llega a los 520 kg de peso, lo que hace que con tan poco motor llegue a 100 km/h desde parado en tan solo 4,9 segundos. Con tan poco peso, puede llegar a ofrecer sensaciones de competición bastante fácilmente.
En Gran Bretaña costará unas 22.950 libras, solo allí puesto que los criterios de homologación de UK y la UE son distintos y harían casi imposible su importación. Puede que sea nulamente práctico en el día a día, no tenga techo, y os parezca caro. Ahora piensa lo que te costaría un coche que te ofrezca las mismas sensaciones, solamente ponle techo.