La división deportiva de Mercedes, AMG, ya había toqueteado al nuevo coupé de la Clase C. Pero parece ser que se quedaron con ganas de más, y lo han asalvajado en todo lo posible.
Será el cuarto miembro de la familia “Black Series” de AMG, y si por algo se caracterizan esos modelos es precisamente por su carácter salvaje. El primer Black Series fue el SLK 55 AMG, seguido de un CLK 63 AMG Black Series con motivo de su participación en el DTM, y el último había sido el maravilloso SL 65 AMG Black Series, que consiguió que me gustaran los Mercedes por primera vez en mi vida.
Los dos primeros modelos montaban sendos V8 de 5.5 y 6.3 litros respectivamente, ya que para el SL 65 se habían guardado un V12 de 670 CV y 1.000 NM de par, casi el mismo par que un Bugatti Veyron. Pero con el nuevo C63 AMG Coupé Black Series han vuelto al V8 de 6.3 litros atmosférico, que le otorgará a las ruedas traseras una potencia de 517 CV, con un par de 620 NM.
El diseño exterior se ha radicalizado, y según la propia marca, su estilo exterior bebe de las líneas del SLS AMG GT3, especial de competición. Si con esa explicación intentan justificar al padre de todos los difusores traseros lo llevan claro, porque algo exagerado si que ha quedado. Menos mal que las cuatro salidas de escape disimulan el pequeño desastre de la trasera, con ese toquecito cromado que le devuelve el espíritu de Mercedes.
En el interior también se nota la dieta racing a la que ha sido sometido el modelo. De pronto pierde la banqueta trasera de asientos, pero si el cliente lo desea se le pueden montar dos asientos más estilo bucket. También son buckets los dos asientos delanteros, y para la marquetería interna se recurre a la fibra de carbono. Si ya era caro un C63 AMG, este lo es más ya que la factura comenzará en los 115.430 €.
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