El Mazda RX-8 seguirá vivo, a medias

El Mazda RX-8 es un coche que rompió muchos moldes. Primero con su motor rotativo Wankel, que es igual de grande tecnológicamente hablando como hablando de la factura de su mantenimiento. Esa configuración de deportivo casi familiar, gracias a sus dos semi-puertas traseras, le hacían ser el coche cuasi perfecto.

Pero el problema estaba en la mecánica, y no porque fuese un motor malo ni que diese fallos. Traga y tira, gasolina y aceite a partes iguales como un elefante en la sabana africana intentado refrescarse. El mantenimiento se puede hacer horroroso si no te gusta mancharte las manos, porque tendrás que hacerlo al cambiarle el aceite. Y no podrás pasar del tema unos cuantos km como se puede hacer en un coche más convencional, es que el RX-8 también quema algo de aceite y si no hay aceite ya te puedes imaginar lo que pasará.

Los europeos somos más comodones, y no nos gusta pelear con el coche en general y las ventas se vieron resentidas. Es un coche realmente bonito, reconociendo que para gustos los colores, pero la practicidad no se puede negar. El motor de un deportivo, magnífico escuchar al Wankel rozar las 9.000 rpm, en un estilo deportivo con espacio de compacto, y encima con maletero.

Las bajas ventas y las normativas Euro 5 terminaron de darle el remate al modelo salvo un pequeño pero. Que los modelos con volante a la izquierda sólo han sido los perjudicados. El pequeño reducto de los que conducen por el lado incorrecto podrán disfrutar, mientras su bolsillo se lo permita, del RX-8.

Australia y Japón mantienen un último restyling del 2010, pero en Europa también hay gente que conduce al revés. Sí, los ‘guiris’ pueden seguir adquiriendo el RX-8, incluso el restyling 2010 en Inglaterra. Los únicos RX-8 que Mazda ha mandado a mejor vida son los modelos con volante a la izquierda. Lástima, la suerte es que si sufres algún lapsus en el que te dé por comprarte esta hucha sin fondo de segunda mano podrás encontrarlo por menos de 10.000 €. Sayonara baby.