Parece ser que el Wind no está obteniendo los resultados esperados por Renault, sino más bien todo lo contrario. Es por ello que no es de extrañar que la marca del rombo no quiera renovar la imagen del modelo, y ni vaya a lanzar un sustituto en el futuro. Eso es lo que decía Jerome Stoll, gerente de la marca, en una conferencia de prensa que él mismo convocó hace unos días. Según sus palabras, van a seguir vendiendo el Wind, pero debido a que el modelo no cumple los gustos del público, se ha descartado una actualización del modelo y por tanto un supuesto sustituto.
El fracaso comercial del Wind ha sido bastante doloroso para ellos, de las 75.000 unidades que esperaban vender en 2011, sólo se han vendido 6.900, por lo que con un dato como éste, está más que justificada la decisión de la marca. El Wind se presentó en Febrero de 2010, y es un pequeño descapotable biplaza de techo plegable que parte de la plataforma del Clio. Podemos decir que compite en un sector complicado, en el que por sus características, jugaba en notable desventaja frente a competidores como el Mini Cabrio One.
Su singular diseño y su disminuido tamaño han sido factores que han influenciado mucho en sus ventas. En cuanto a precios, no podemos decir que el Wind sea caro, aunque tampoco barato. Cuando se lanzó al mercado, su precio partía de los 18.000 euros, y ahora está en torno a los 17.000, no obstante, ahora mismo existen ofertas, y se puede adquirir uno por 16.400 euros, con un equipamiento medianamente digno.
Así que viendo su precio, también podemos decir que éste haya sido un factor negativo, pues por un poco más, se encuentran alternativas más atractivas como el Mazda Mx-5, o el antes mencionado Mini Cabrio One. Por lo tanto el Wind se une a una lista de modelos incomprendidos de Renault que no han gozado de mucho éxito, como el Avantime o el Spider.
Víctor says
Normal, era feo hasta decir basta (se basa en el Twingo, no tengo más que añadir) y además tenía un precio escandaloso para el coche que era.
Si hubiese salido un par de años antes con la burbuja inmobiliaria, y papis que podrían comprarle lo que sea a sus niñitas caprichosas, hubiese tenido éxito.