He de reconocer que no he visto la carrera al completo, mea culpa, pero os puedo decir de antemano que el campeonato de Fórmula 1 2012 va a estar interesante. Y, para que tengáis en cuenta mi juicio os pongo en antecedentes: Yo veía la F1 antes de que el calvo la retransmitiera. Y eso eran penurias por verlo en TVE.
El actual presidente de la FIA, Jean Todt quería devolver la fama y la diversión a la Fórmula 1. Bueno, devolverle la fama de máxima competitividad, que la de circo ya la lleva en los genes. Y creo que lo va a conseguir.
No ví la carrera al completo, es cierto, pero desde que Alonso no daba lecciones de conducción no he vuelto a ver una carrera de Fórmula 1 entera. Ya no es si Antonio Lobato lo hace mal o lo hace bien, de hecho lo hacía bien al principio pero ya es algo cansino, o si el dominio aplastante de Vettel hacía las carreras aburridas. Bueno, más que dominio, auténticos paseos. No era eso.
La Fórmula 1 se había convertido en una pasarela de coches caros estos últimos años, en las que el mejor coche ganaba sin importar quién lo condujera. Cada carrera era un auténtico desfile, sin adelantamientos, sin alicientes ningunos. Simplemente el hecho de ver coches de valor multimillonario dar vueltas hasta que alguno se estampase y te rieras de la cara que se le quedaba al que estaba en el muro.
Pero este fin de semana, la Fórmula 1 ha conseguido que me vuelva a parar a verla. Adelantamientos en la última vuelta, toques, cruzadas, eso es la Fórmula 1, no coches de Scalextric. Se acabó Vettel y su imparable Red Bull, se acabaron los desfiles de coches marcando las distancias para no coger turbulencias del de delante. No sé si serían el Safety Car o los abandonos, pero hacía mucho tiempo que no veía una diferencia de 30 segundos entre el primero y el penúltimo, y sólo un único piloto con vuelta perdida.
Creo que me prepararé para ver la próxima carrera de Malasia, y espero que no me decepcione.