Os vamos a contar el último incidente que le ha ocurrido a Alonso en los últimos test de Montmeló. Resulta curioso que nuestros derechos estén por encima de los de los “famosos”, famosos porque salgan más tiempo en la tele. De hecho, las leyes no les protegen tanto a ellos en derechos de imagen como a los “normales”.
Alonso pasaba por el paddock hacia una reunión con el equipo y pasa por delante del típico grupo de aficionados que está esperando a la caza del autógrafo de algún “famoso”. El asturiano pasó de largo poniendo su más amplia sonrisa, ya que no le quedaba tiempo (o ganas, pero da lo mismo). Y cuando pasa, Alonso escucha esto de fondo:
¡Alonso eres un capullo!
¡Hala! Ya tienes un insulto gratuito más en su bolsillo. Pero Alonso, demostró ser un gran campeón y ni corto ni perezoso se dio la vuelta y con una amplia sonrisa se dirigió al “aficionado”:
Alonso: ¿Capullo por qué?
Fan: Porque el niño lleva cuatro horas esperando, eres su ídolo, y además se llama igual que tú
Alonso: Pero yo es que llevo nueve horas aquí trabajando, y ahora tengo una reunión con todo el equipo, pero no te Spreocupes, que me hago la foto con el niño. si estuviera en un centro comercial os atendería encantado, pero es que estoy trabajando, y tengo ahora mismo una reunión con el equipo.
Creo que ese hombre era la encarnación de Homer dándole un consejo a Bart: “Pelea por lo que quieres y si no lo consigues, róbalo o mata.”
Como personas que somos, creo que para el niño hubiese sido putada llevarse esa paliza y luego no conseguir nada de su ídolo, la verdad. Pero no podemos obligar a alguien a hacer algo que no puede, o no quiere. Fernando también es otra persona con obligaciones, y seguramente esté muy agradecido de tener fans, pero de ahí a que se convierta en una obligación solo por ser conocido hay un mundo.
Lástima que el nombre del niño, o del verdadero capullo, no hayan transcendido, para saber a qué niño o a que capullo no acercarse. Primero porque al capullo grande tendrás que darle todo lo que te pida, porque sí, si no te irás calentito a casa con un par de insultos. Y luego al futuro capullo, el niño, porque con ese ejemplo ya sabemos en qué va a convertirse.
Vía Virutas de goma