Hace unos días se produjo la mayor tontería que he visto por parte de un gobierno desde hace tiempo, y no es otra que la nacionalización de YPF. Y es que, el gesto de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, es un auténtico acto de dictadura. Se puede estar de acuerdo o no con ella, pero es irónico que un presidente elegido democráticamente se comporte como un dictador.
Aunque en España esto pueda servir de cortina de humo para ciertos actos reales y presidenciales, yo, que me importa más mi bolsillo que cualquier gañán de aquellos tiemblo al pensar en la posible subida de precios de los carburantes.
De momento, desde Repsol se dice que el precio de los carburantes no subirá pero ríete tú de lo que digan. Entre el cierre de las exportaciones iraníes de petróleo y gas por culpa de vete tu a saber que cable se le ha cruzado ahora a esos, y la nacionalización de YPF, el tema se va a poner bastante tenso.
No me creo las palabras de Brufau, presidente de Repsol, porque el mismo dice que YPF era responsable de la mitad de la producción de Repsol, e intenta tranquilizarnos diciendo que nada de lo que producía la división argentina venía hasta España. Claro, y nos tenemos que tragar que vais a perder la mitad de las ganancias anuales así como así.
Pues con esta conclusión, ahora cobra sentido la foto de portada de este post, porque será el próximo vehículo que utilicemos a partir de muy pronto.
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