Desgraciadamente, los coches que competían en la fórmula 1 hace a penas unos veinte años, no eran tan seguros como lo son los de ahora. Es por ello que durante años, ocurrieron varios accidentes de los cuales algunos de ellos se cobraron la vida de muchos pilotos. Entre todos aquellos accidentes, podemos destacar el del gran piloto brasileño Ayrton Senna, que el pasado día 1 de mayo se cumplía 18 años de aquel fatídico accidente que le arrebataba la vida en el circuito italiano de Imola. Éste accidente fue el último que se llevaba una victima mortal consigo en un campeonato de Fórmula 1 hasta el momento.
Casi doce años antes, ocurría otro accidente mortal que se llevaba la vida de un piloto que también fue muy querido y admirado por la afición, Guilles Villeneuve. A lo largo de su carrera, el piloto canadiense no logró ganar ningún campeonato mundial, aunque estuvo cerca. No obstante, protagonizó muchos de los momentos más emocionantes que nos ha dejado la Fórmula 1, entre los que cabe destacar su lucha con el piloto francés René Arnoux en el circuito de Dijon-Prenois en el Gran Premio de Francia de 1979.
Así mismo, no hay que olvidar la fuerte relación que tuvo con el dueño y fundador de la escudería Ferrari, Enzo Ferrari, que muy difícilmente llegaba a tener en estima a alguno de sus pilotos. Sin embargo, con Guilles llegó a tener una buena amistad, y es que además de su personalidad, admiraba mucho su forma de pilotar, y sus pensamientos acerca de la competición.
Tras su muerte, fue su hijo Jacques el que siguió sus pasos, abriéndose camino en diversas competiciones hasta llegar a la Fórmula 1, dónde ganó con el equipo Williams el campeonato mundial de 1997. Ahora, para conmemorar su muerte, parece ser que Ferrari ha puesto en los mandos del Ferrari 312 T4 que condujo su padre en el pasado a Jacques. Una buena forma de recordar aquellos maravillosos momentos que nos dejó la fórmula 1, haciendo caso omiso de los momentos tan terribles que también nos dejó, como fue el accidente de Guilles.