Volvemos con las polémicas, y en este país con un parque automovilístico diésel tan arraigado, te crucifican en seguida si arremetes contra los calamardos. Pero abramos un poco la mente porque hay casos en los que motores con combustible diésel son necesarios y casos en los que no.
Un diésel es necesario en un tractor. Un diésel no es necesario en un Bentley. Y fin de la discusión. Pero el consumismo se empeña en destrozar las tradiciones automovilísticas y lo conseguirá.
El Grupo VAG, dueño de Bentley, motorizará los modelos británicos con mecánicas diésel porque la clientela lo requiere y punto, así afirma Wolfgang Dürheimer en unas declaraciones tras dejar la directiva de Bentley. El motor diésel a emplear será un modelo de Audi, aunque no será el más potente diésel que tiene la marca el V12 de 6.0 l TDI ya que éste no cumple con la normativa Euro 6. Seguramente sea el nuevo 4.2 l V8 TDI que monta el nuevo A8, que entrega 350 CV, aunque para cuando llegue a Bentley puede que tenga algunos más. También dijeron que su experimento de SUV el EXP 9 F no sería diésel, y al final lo será y se comercializará, que es peor.
De paso Dürheimer también carga contra el 6.75 V8 de gasolina, del que asegura que también desaparecerá para cumplir con la normativa de emisiones, aunque por suerte será remplazado por un nuevo motor acorde a las nuevas normativas. Tampoco habla de motores concretos en la nueva línea de gasóleo, lo cual podría hacer pensar en un nuevo desarrollo exclusivo. Sería tremendamente costoso desarrollar un nuevo motor diésel, pero en unos modelos con tanto margen de beneficio quizás el sobrecoste podría ser aceptable teniendo en cuenta que el comprador de un Bentley no mira el precio.
Y, si el comprador de un Bentley no mira el precio a la hora de comprarlo, ¿porqué ha de pensar en el combustible?