Las calles de las ciudades europeas, e incluso algunas carreteras (esto ya tiene mérito), se están llenando de lo que la gente llama guardias tumbados, o más estrictamente resaltos reductores de velocidad. Llámense como se llamen, su función la cumplen a la perfección, la de reducir la velocidad. En algunos casos llega a ser un duelo entre la suspensión de tu coche y el resalto, en el que normalmente gana el resalto.
Ya que en China no andan muy allá de dinero en las arcas públicas, la crisis afecta a todos, y les sobra cosas de plástico por un tubo, los vecinos hartos de que los conductores hiciesen caso omiso a los pasos de peatones han tomado una iniciativa bastante curiosa, como se aprecia en la imagen que encabeza el post.
Sí, señoras y señores, eso es una muñeca hinchable, y el remate es que parece funcionar a la perfección. Ahora, esto último no sé como tomármelo. Los conductores reducen la velocidad por ser unos mentes sucias que van pensando, en lo que van pensando, aunque esta distracción puede acarrear males mayores.
Muchos reducirán la velocidad, pero al que le entre la pájara y pretenda pedirle matrimonio con la mirada va a hacer caso omiso de nuevo al paso de peatones en cuestión, y ahí es cuando se lía del todo. Esperemos que la picantona solución no traiga más problemas de los que pretende solucionar.
Vía Boing Boing