La caída de Maybach era inevitable, e incluso se ha adelantado a nuestras predicciones allá por noviembre del año pasado. La marca de lujo de Mercedes ha sucumbido a la crisis que afecta a Estados Unidos y Europa principalmente, aunque no creo yo que en África o Asia se puedan pagar muchos Maybach por lo general. Hablando de Asia, ese mercado que parecía traer la redención para las marcas de lujo, no ha servido para nada en Maybach. Tan sólo han conseguido vender unas 100 unidades al año en Oriente Medio y China, y por muy exclusivas que sean, no se puede mantener toda una marca con tan pocas ventas.
Es la segunda vez que Maybach desaparece del mercado automovilístico. La primera vez la culpa la tuvo la Segunda Guerra Mundial, que obligó por razones militares a desviar la producción hacia vehículos militares. En el año 2000 Mercedes-Benz relanzó la marca Maybach, y en 2002 salieron a la luz los Maybach 57 y 62, uno más largo que el otro básicamente, así que las diferencias son mínimas. Desde entonces apenas se han renovado, y esa ha podido ser una de las causas por las que ni si quiera la entrada en el mercado oriental haya conseguido revivir a la marca.
La mejor parte de esta década de Maybach ha sido la fabricación del Maybach Exelero. Se quedó como prototipo para desarrollar neumáticos de altas prestaciones y el mismísimo Bugatti Veyron debe darle las gracias por diseñarle unos neumáticos a medida. Es el coche más caro del mundo alcanzando un precio de venta, aunque no llegó a venderse, de 8 millones de euros. El motor es un V12 biturbo que desarrolla una potencia de 690 CV.
Es una pena que una marca con tanto renombre deje el mercado, pero Mercedes no ha sabido llevar la marca ni realizar unos diseños acordes al nivel de la marca. Básicamente Maybach despachaba Mercedes Clase S tuneados a razón de 500.000 € la unidad. Eso no se vende ni aquí, ni en Pekín.
Imagen Exelero