Cuando Mazda lanzó al mercado el CX-7, éste tuvo una gran aceptación por parte del público. Su estética deportiva, su equipamiento y su atractiva gama de motores lo hacían un SUV muy llamativo y versátil. Eso sí, su precio no era tan accesible como el de otros competidores de su segmento, tales como el Chevrolet Captiva o el Ford Kuga entre otros, pero aún así sus ventas se mantenían en un buen ritmo.
Sin embargo, las cosas han cambiando, y se han torcido un poco para este carismático SUV, cuya producción ha cesado sin ni siquiera dejar paso a un nuevo modelo que lo sustituya. Y es que la llegada del nuevo CX-5 ha colapsado bastante la presencia del CX-7, que no puede competir con el precio ni con las características del nuevo SUV de Mazda. El CX-5 se ofrece con una gama de motores más eficientes, y un equipamiento más completo, todo esto como decimos, por un precio más ajustado.
A este factor, además hay que añadirle la situación económica que está afectando severamente al consumo de automóviles nuevos, y más a un segmento en el que el valor medio de los modelos es de 25.000 euros.
Pero las ventas del CX-7 no sólo se han visto afectadas por la llegada del CX-5 y por la situación económica que sufren varios países del mundo, sino también por la presencia del SUV más grande la marca de Hiroshima, el CX-9. En los mercados en los que se vende el CX-9, este modelo también ha colapsado mucho las ventas del CX-7, pues el que busca un SUV con más de cinco plazas y grandes dimensiones, piensa antes en el CX-9 que en el CX-7.
Con un SUV de grandes dimensiones como el CX-9, y la llegada de un SUV más práctico y accesible como el CX-5, el CX-7 se ha convertido en una alternativa intermedia, una alternativa por la que muy pocos se decantan ya. Así que se despide para no volver, pero si por casualidad, alguno de vosotros y de vosotras pensabais compararos uno pronto, no tenéis por qué preocuparos, ya que Mazda tiene stock de sobra para cubrir la demanda algunos meses más.