El espectáculo está servido. Lewis Hamilton ha vencido en el GP de Austin de F1, dándole más vida aún si cabe a la clasificación del mundial de pilotos. La victoria del británico, por delante de Vettel, le da alas a Fernando Alonso para intentar conseguir el tercer título mundial en la próxima, y última, cita en Interlagos.
Increíble la lucha que mantuvieron Vettel y Hamilton, dándolo todo el británico por intentar sobrepasar al alemán, hasta que la velocidad punta del McLaren hizo mella en el Red Bull y consiguió su propósito. ¿Quién dijo que entre McLaren y Ferrari, o entre Hamilton y Alonso había mal rollito? O el mal rollo contra Red Bull de ambos es aún mayor que entre ellos, o Hamilton nos acaba de dar una lección de deportividad y humildad. Ambas respuestas no son excluyentes.
Los que sí dejaron que desear fueron los italianos. Ferrari volvió a dejar la honestidad por los suelos, y en un acto rastrero donde los haya, rompieron intencionadamente las bridas de la caja de cambios de Massa que la FIA coloca para asegurarse de que no se cambia la caja de cambios, ni se reparan partes no permitidas por el reglamento. Esta acción tan deshonesta, pero legal, permitió que Fernando Alonso adelantara una posición en la parrilla de salida y pudiera salir por la parte limpia y tener más tracción.
El asturiano al menos aprovechó la situación, y en la salida consiguió adelantar 3 posiciones tras la primera curva, mas una en carrera que le permitió alzarse en el tercer puesto del cajón. El podio final estuvo repleto de campeones, como hemos dicho, Hamilton primero, Vettel segundo y Alonso tercero.
Lo que sí es cierto es que Red Bull es tricampeona del mundo de constructores, y es un mérito que Adrian Newey se merece porque a pesar de que en Red Bull también hay órdenes de equipo de cierta moral, ha hecho un coche ganador lo pilote quien lo pilote.
Echando cuentas, Alonso como mínimo debe hacer podio para ganar el mundial, y ya entran las cuentas con Vettel. Si el alemán hace 5º o mejor, gana el mundial haga lo que haga Fernando, pero si hace sexto y el de Ferrari gana, el campeonato de pilotos tendrá color español. En caso de que Alonso haga segundo, Vettel no debe ser mejor que 8º para que el asturiano se lleve el mundial. En el último caso en el que el asturiano puede hacerse con el mundial es que haga tercero, y el Vettel no puntúe o haga peor que décimo.
Difícil para el asturiano, y muy fácil para el piloto de Red Bull, que aún teniendo ciertas esperanzas de que el piloto español se lleve el título, el alemán se lo merece tanto o más que el de Ferrari. Queda esperar al resultado en Interlagos, un circuito histórico de la F1.