El domingo en Baréin nos quedamos con ganas de ver una carrera más espectacular de lo que podría haber sido porque Alonso volvió a meter la pata. Esta vez la culpa es compartida con el equipo, pero dejar a Vettel mandar de esta manera de nuevo en un Gran Premio no se debe hacer. Aunque quizás, con el ritmo endiablado del alemán, casi que nadie podría haberle hecho sombra en el circuito de Sakhir.
Rosberg sólo aguantó las primeras vueltas, porque sus neumáticos traseros dijeron demasiado rápido adiós, dejando al alemán tirado en medio de la marabunta de pilotos que intentaban seguir al RB9 de Vettel. Entre ellos estaba un nuevo contendiente, Paul Di Resta, que por poco no se sube al podio de Baréin a lomos de su Force India VJM06 (¿será gracias al Spam que nos entra en su artículo de presentación?), por culpa de los dos Lotus. Tanto Räikkönen como Grosjean culminaron su buena carrera con el podio para el equipo con base en Enstone.
El lío estuvo detrás, protagonizado por los pilotos de McLaren-Mercedes. Sergio Pérez y Jenson Button se enzarzaron en una lucha absurda que casi acaba con ambos pilotos fuera de carrera, ya que el inglés sacó literalmente de la pista al mexicano. Aunque este último no se va tampoco de rositas, porque más tarde terminó sacando de pista a Alonso en una acción muy parecida.
Nos queda hablar de Alonso, y su famoso fallo con el DRS. El asturiano activó el DRS de su F138 y éste no aguantó la presión del aire, saliéndose del recorrido en el alerón. Esto, dejaba bloqueado el alerón en un posición con menor apoyo aerodinámico incluso que con el DRS abierto. La solución que dieron los hinjenieros de Ferrari fue de todo menos glamurosa, empujar de nuevo el alerón hacia su posición. Alonso, confiado, volvió a utilizar el DRS en cuanto tuvo oportunidad, y éste volvió a quedarse atascado. Resultado: dos paradas en boxes extra en las primeras vueltas que lo relegaban a las últimas posiciones, y el resto de carrera sin poder utilizar el DRS. Al menos el español arañó un octavo puesto, que son 4 puntos más que los obtenidos en Malasia.
Además en Red Bull el problema interno va a mayores. Mientras que por la mañana del domingo el equipo celebraba con Mark Webber sus 200 GP, Vettel no estuvo en la fiesta organizada. Pero ese gesto no gustaría en el equipo porque para subir al podio como representante del equipo ganador no subió Christian Horner, sino que lo hizo Jill Jones, ingeniera de electrónica en pista. Más tarde, en la foto de celebración de la victoria de Vettel, ¿quién faltaba? Ese mismo, Mark Webber. Le quedan pocas correas a Red Bull para sujetar al australiano, veremos como acaba esto.