El conjunto de luces que equipa cada vehículo, sea coche o motocicleta, es imprescindible para que podamos circular con seguridad, tanto de día como de noche, y es que a veces no hace falta que sea de noche para que tengamos que recurrir a dicho conjunto. Al igual que ocurre con otros elementos importantes de nuestro vehículo que hay que revisar con asiduidad, como son los neumáticos o el sistema de frenos, las luces deben de ser revisadas con frecuencia, ya que están expuestas a averías.
Las luces son un elemento que en algunas ocasiones podemos no llegar a notar su ausencia, bien porque el ambiente por el que circulamos consta de una gran luminosidad, o bien porque no nos fijamos si algunas de ellas se enciende o no. Sobretodo las luces traseras, que debido a que tenemos que fijar la atención en el frente, podemos no apreciar si se encienden cuando las necesitamos.
Por ello es importante revisar las luces con cierta frecuencia, no nos robará mucho tiempo revisar todas las luces cuando estacionamos nuestro vehículo o poco antes de emprender la marcha con él. Cada luz de un vehículo es importante, pues además de hacernos visibles, nos facilita la visibilidad, y alertan de alguna maniobra que pretendamos realizar.
Una luz de intermitencia, o una luz de marcha atrás que no se proyecte, puede llevarnos a sufrir un accidente, que acabaría siendo culpa nuestra principalmente. Así mismo, es importante no abusar tampoco de ciertas luces cuando no la necesitemos, como ocurre con las antinieblas, que ya os explicamos en este artículo que su uso inadecuado estaba causando diversas accidentes en el Reino Unido.
Tenga la antigüedad que tenga nuestro vehículo, puede estar expuesto a un fallo en el sistema de luces, que puede ser causado por una bombilla fundida, o por un mero fusible entre otras muchas cosas. Así que sigue nuestro consejo, y al menos dos veces al mes, revisa todas las luces de tu vehículo, sea del tipo que sea este, y es que como bien dice el dicho, más vale prevenir que curar.