Al igual que pareciera que estos últimos años el mundial estuviera hecho a medida de Red Bull, las nuevas normativas respecto a los motores parecen estar hechas para Mercedes AMG. La fiabilidad y la capacidad de los alemanes para tener un motor potente (se rumorea que ronda los 900 CV sin el caudalímetro de la FIA) adaptándose tan rápidamente a la nueva normativa, dice mucho de la calidad de los motores alemanes.
La segunda carrera del mundial se la ha adjudicado Lewis Hamilton, seguido de su compañero Nico Rosberg que mantiene el liderato del mundial, seguidos por Sebastian Vettel con su Red Bull. El equipo austriaco ha conseguido reponerse tras un inicio de mundial para olvidar, aunque falta pulir un poco el ímpetu de Ricciardo que lo ha obligado a abandonar, y que ya le privó de la segunda plaza en Albert Park.
Alonso, en su línea
El asturiano no levanta cabeza con el Ferrari. En Maranello vuelven a ir a remolque del pelotón de cabeza, siguen estando ahí pero no son el equipo puntero. Aunque no nos equivoquemos, por mucho que a Enzo Ferrari se le llenara la boca diciendo que “Las carreras las ganan mis coches y las pierden mis pilotos”, más bien es al revés porque la Scuderia no ha dejado de ser siempre un equipo más bien tirando a mediocre que siempre pudo contar con los mejores pilotos.
No hace falta remontarse a leyendas como Niki Lauda o Gilles Villenueve, de dónde le viene el espíritu luchador característico en Ferrari, el propio Alonso es una buena muestra de ello. El español sabe que su coche no es el más potente, no es el que mejor aerodinámica tiene, pero no por ello se achanta y deja de luchar. Como siempre, le veremos justo detrás de los coches que lo tienen todo a favor, como por ejemplo la cuarta posición que ha conseguido en Malasia.
La próxima cita será en Barhéin el próximo fin de semana, esperemos que Ferrari consiga llegar al nivel de Mercedes y Red Bull y que McLaren y Williams no se vengan abajo para poder darle emoción al mundial.