Por fin. Tras 10 años de búsqueda he dado con él de la forma más absurda posible, que ha motivado esta serie de entradas, y aunque no haya sido la versión deseada -el R34- nunca se le hace ascos al sucesor de una leyenda que incluso la supera.
Paseando tranquilamente por el recinto de la Madrid Games Week yo iba a lo mío, buscando las últimas novedades en videojuegos que intentaban emular lo máximo posible la conducción real tales como el Gran Turismo 6 o el Forza 5. Pero no fueron ellos, tuvo que ser la franquicia a la que nadie toma en serio la que me llevó ante él.
Tampoco tomaréis en serio la manera en la que me enamoré de este coche, que fue viendo como en A todo gas 2, Brian conseguía ganar la primera carrera tras un salto en el que con mayor inclinación de ataque en la caída su GT-R R34 no se hacía nada, mientras que el Supra que le ganaba hasta antes del salto se dejaba la dirección en la caída. Tan inverosímil como el manejo de la saga Need For Speed, aunque gracias a su última elongación de la franquicia el Need For Speed: Rivals, he conseguido tenerlo delante de mis ojos.
El Nissan GT-R se plantaba allí en el stand del videojuego de Electronic Arts engalanado para la ocasión de coche de policía listo para cazarte en el juego, como si su tamaño realmente monstruoso en comparación con los rivales a los que bate en circuito fuera insuficiente para amedrentar. Ahora entiendo perfectamente porqué lo llaman Godzilla.
[…] division deportiva de Nissan estaba faltando en este juego. Si ya de por sí el Nissan GT-R es monstruoso, más aún será ver en persona la visión de Nismo para el deportivo matagigantes […]