No hace falta decir que las economías tanto familiares como la de las pequeñas y medianas empresas, esas que apenas cuentan con un par de vehículos entre sus filas, no corren su mejor momento.
Mientras que sea posible, la renovación de los vehículos se convierte en algo completamente secundario, por no decir que su mantenimiento seguramente sea casi inexistente por falta de liquidez. Lo importante es llevarse algo que comer a la boca, luego ya vemos cómo nos movemos.
De todas formas, si se dispone de un vehículo y se hace uso a diario de él, lo más conveniente para nuestra seguridad y la de los demás es mantenerlo al día mecánicamente. Pero cada vez, lamentablemente, nos vamos encontrando con piezas casi de museo que aún no nos explicamos como consiguen arrancar cada mañana.
En este caso, o en caso de avería completa, la solución pasa por adquirir un nuevo vehículo. Siempre será mejor comprar un vehículo nuevo antes que uno de segunda mano, porque normalmente su seguridad activa y pasiva está mucho más avanzada y eso es mejor para todos. Aunque no por ello hay que despreciar los coches de segunda mano.
Actualmente los concesionarios oficiales cuentan con una amplia variedad de vehículos de segunda mano con poco kilometraje y con la total garantía de la marca, pero tampoco está demás visitar las páginas de venta de carros online simpre y cuando sepamos lo que vamos buscando, aunque podéis seguir estos consejos:
- No hacer caso de las ofertas demasiado llamativas: Nadie os va a vender todo un Audi A6 de 300 CV por apenas 3.000 €, seguramente sea un timo.
- Estar atento al kilometraje del coche: Haced una pequeña relación de los años del vehículo y el kilometraje total que tenga, os dará una idea del trato que ha podido tener el motor.
- No compréis coches demasiado viejos: Sí, quizás tengamos poco dinero y necesitemos esa oferta, pero si el coche tiene más de diez años quizás no merezca la pena la compra respecto a un coche nuevo.