Mucho ha llovido desde que Toyota compitiese en el circuito La Sarthe con el espectacular Toyota GT-One, dejando tras su marcha un vacío en la dura prueba que ninguna otra marca podía llenar. Aunque lo cierto es que muchas son las marcas que han abandonado las inigualables 24 horas de Le Mans, y tras eso nada a vuelto a ser igual. Pero Toyota quiere llenar ese vacío que dejó a finales de los noventa, con un regreso en el que apostará fuerte, para demostrarnos que ésta competición si puede volver a ser un poco más emocionante.
No podemos negar que en los últimos años las 24 horas de Le Mans se han resumido principalmente con el duelo entre Audi y Peugeot, diésel versus diésel, un concepto difícil de imaginar en los años dorados de esta competición, en la que la gasolina era la principal encargada de alimentar el motor de todos los participantes. Pero Toyota no quiere ser como sus contrincantes, y quiere participar con un motor híbrido, y no diésel, sino gasolina, para demostrar de lo que es capaz su tecnología híbrida.
El modelo que utilizará se llamará LMP1, que ha sido diseñado por Toyota Motorsport, y que será producido en Japón por la misma Toyota. Sin embargo, se desarrollará en Colonia, Alemania, en el mismo lugar dónde hace unos años la marca nipona fabricaba sus Fórmula 1, antes de retirarse de dicha categoría. Cabe destacar que este prototipo ya lleva unos meses en fase de desarrollo, y que Toyota tiene planeado para él un extenso programa de pruebas para principios de 2012.
Según el mayor administrador de Toyota, esto supondrá un gran reto para ellos, pero están decididos a escribir una nueva página en la historia de las 24 horas de Le Mans con su tecnología híbrida. Es evidente que si el Toyota LMP1 consigue buenos resultados, a parte de contribuir en numerosas innovaciones en el desarrollo de la tecnología híbrida, la fama y fiabilidad de Toyota cobrarían un gran protagonismo, aumentando así sus ventas. Por lo que no se puede negar que una decisión de este tipo, a pesar de resultar ser arriesgada, beneficia tanto a los aficionados, como al propio fabricante.