Desde que saliera en noviembre del año pasado, no hemos podido quitarnos al Toyota GT 86 de la cabeza. El nuevo “hachi-roku” viene para cumplir el sueño de los amantes de los deportivos japoneses.
No os echéis las manos a la cabeza tan pronto ya que, como decía en el extracto, el tema tiene truco. Cuando el modelo normal con un equipamiento digno cuesta alrededor de 30.000 €, como adelantara mi compañero Juan, quitarle 10.000 € de golpe tiene que tener sus efectos.
Y tanto que si los tiene.
Para empezar, podréis olvidaros de unos paragolpes pintados en el color de la carrocería, e incluso de llantas de aleación porque os encontraréis con las llantas de chapa de toda la vida. Y esto debido a que Toyota preve un uso para el GT 86, y es el de los tuneros.
No entiendo muy bien qué sentido tiene “tunear” un coche de por sí bonito, pero los japoneses son así. Tiene sentido para la gente que compre el coche para competir, o quiera preparar el coche para un uso más racing. De esta manera se les adelanta el trabajo de tener que desmontarlo todo, y tienen un modelo más barato. Da pena desmontarlo el primer día.
Pero la austeridad no se queda en el exterior, el interior también sufre de lo lindo. No habrá ni sistema de aire acondicionado, ni radio-CD, ni por supuesto altavoces. Es más, no tiene ni si quiera luz en el maletero. También se “olvidan” de forrar zonas como el salpicadero, volante o palanca de cambios.
Lo dicho, que tiene sentido en Japón ya que allí son más dados a las preparaciones y aquí nos estamos quedando sin blanca.