Uno de los aspectos a los que el principado de Mónaco le puede agradecer su fama, es sin duda alguna su alta vinculación a la fórmula 1. Es por ello que podemos decir con claridad que Mónaco es un lugar que está muy relacionado con el mundo del motor desde hace muchísimos años, por lo que no es de extrañar que algunos miembros de su familia real sintiesen una fuerte pasión por el mismo. El más claro ejemplo lo tenemos en el fallecido príncipe Rainiero, que durante años se dedicó a reunir una espectacular colección de coches de todo tipo y de todas las épocas. Desde monoplazas que habían corrido en algunos premios de Mónaco, a coches de rally. Tampoco faltan en su colección célebres clásicos e incluso vehículos militares.
Cuando el príncipe Rainiero falleció, toda su colección pasó a manos de su hijo Alberto II de Mónaco, que precisamente hace unos días, le encargaba a la casa de subastas Articurial Motorcars que subastase un total de treinta y ocho coches de la colección de su padre. Entre los coches que el príncipe Alberto ha seleccionado para excluir de la colección, se encuentran modelos de calle de todas las épocas, y además, algunos vehículos militares americanos bastante añejos. Curiosamente no se encuentra en la lista ningún modelo de competición, ni de fórmula 1, ni de rally.
No obstante, con eso no queremos decir que los treinta y ocho coches que ha mandado a subasta sean “moco de pavo”, pues entre ellos se encuentran un Porsche 928 S Coupé de 1982, un Mercedes-Benz 500 SEC AMG de 1983, un NSU Prinz Sport Coupé de 1968, un Chevrolet Camaro de 1973, un Fiat 500 de 1971, un Ford AF Coach de 1930 e incluso un Citroën 5 CV Cabriolet de 1925 entre otros.
Auténticas joyas que saldrán a subasta desde 4.000 euros la más barata de ellas y que se estima que no supere los 35.000 euros las más caras. Así que la pregunta es ¿por qué ha tomado esta decisión el príncipe Alberto?. Suponemos que será por hacer un poco de espacio, porque desde luego por dinero no creemos que sea. Os dejamos el enlace de la lista de coches aquí, para que después de verla repitáis una y otra vez que vosotros y vosotras no hubieseis puesto a la venta este magnífico lote.