El Dodge Viper es uno de los superdeportivos más representativos de los años 90, su inigualable estética y su extremo comportamiento hizo que no tardase en convertirse en todo un icono. Tanto en carrocería coupé como sin techo, la primera generación del Viper conseguía, y consigue a día de hoy, sorprender a cualquier persona que se cruce uno. Por supuesto, es capaz de sorprender mucho más a la persona que se ponga a sus mandos, poniendo a prueba toda su experiencia al volante, pues la primera generación del Viper peca de ser un coche un tanto difícil de controlar.
La nueva generación del Viper es más suave y fácil de controlar que la primera generación, aunque hay que tener en cuenta el período de tiempo que separan a ambas. Para medir el nivel de control que tienen la primera y la última generación del Viper, los chicos de Car & Driver han reunido a dos unidades y las han enfrentado cara a cara.
El elegido de la primera generación es un GTS de 1997, que ha sido modificado para rendir un total de 600 CV de potencia, que son 150 más de los que contaba de serie. Pero entre las diferencias que hay entre éste modelo y el nuevo, no podemos decir que sea nivel de modificaciones o la potencia que refleja cada uno lo que más destaque, sino la ausencia de elementos electrónicos como el ABS entre otras cosas.
Nada de electrónica, un automóvil que mide bastante bien la habilidad al volante de los valientes que se atreven a probarlo, así es la primera generación del Viper. Más de 10 años separan a un modelo de otro, ¿creéis que se notarán mucho? El hecho de que uno de ellos no cuente con ninguna ayuda al volante dice mucho, aunque para saber el resultado final, tendréis que descubrirlo vosotros y vosotras tras pulsar el play a continuación.