En 1999 Toyota sorprendía al público con la tercera generación del MR-2, que se denominó W30, y que en ésta ocasión, se mostraba como un biplaza de motor central, que reflejaba menos longitud y menos peso que sus antecesores. Disponible únicamente con un motor de 1.794 cc, que entregaba una potencia total de 138 CV, era capaz de acelerar de 0 a 100 en tan sólo 6,8 segundos, u 8,7, dependiendo de la caja de cambios con la que se combinase, que podía ser manual de 5 o 6 velocidades.
Su relación peso-potencia era lo bastante buena para que se ofreciese como un coche para disfrutar de la conducción (pesaba sólo 996 kg.), y aunque sólo estaba disponible con techo de lona de serie, Toyota ofrecía en su línea de accesorios un hardtop para los que buscaban un aspecto más “coupé”. Además, como los propios representantes de la marca afirmaban, se trataba de un vehículo que se podía modificar con facilidad, por lo que si su potencia no nos parecía nos podía parecer escasa, con pocas modificaciones ésta podía aumentarse fácilmente.
En cuanto a su diseño exterior, éste modelo fue el único MR2 que no contó con faros escamoteables, al igual que fue el primero en ser un roadster. Según Toyota, el diseño del primer Porsche Boxster sirvió mucho de inspiración para este modelo, aunque el tamaño del Porsche sea bastante superior.
Su vida comercial finalizó en 2007, tras nueve años en el mercado europeo, estadounidense y japonés. Cabe destacar también que durante ocho años, el MR-2, que en Japón se denominaba MR-S, tuvo presencia en el popular Super GT japonés, donde obtuvo muy buenos resultados. Y como es costumbre en nuestros artículos de viajes en el tiempo, os traemos a continuación un vídeo de este modelo, que en sus días de gloria, supo destacar muy bien entre sus competidores, que no eran precisamente “moco de pavo”.