Un bisonte le tenía que haber pasado por encima al diseñador de ésto que se hace llamar coche, eso sí, pero con cariño y sin mala intención. Los japoneses de Wald International son los creadores de esta preparación “truñing”, tomando como base el Mercedes-Benz SL.
Mira que los Mercedes me gustan poco (obviando las Black Series), y para uno que me gusta van y me lo dejan tiritando. Ya no podré mirarle con los mismos ojos.
Wald International llama a su creación Mercedes-Benz R230 Black Bison Edition, aunque el bisonte se quedó blanco al mirarse en el espejo. Porque desde luego la preparación les ha quedado un poquito horrenda, siendo sutil. Tuning japonés, y da gracias que hay cosas peores. No se sabe nada si han preparado algo bajo el capó, y no entiendo nada en su web en japonés. Por lo tanto que se atengan a las consecuencias, si decides tocar algo que está bien por lo menos haz algo bien.
El frontal podría disimular, pero las branquias laterales lo estropean todo. Y por supuesto, el kit de ensanche sobra. Con estas nos encontramos con unas llantas, que si bien siguen tendencias y no muestran nada nuevo, y tantos radios me marean. Y después de las llantas llega la trasera, el despropósito hecho vehículo.
Un nuevo mundo se esconde en la trasera. Difusor nuevo, sacado de la mente más calenturienta de las películas de ciencia ficción futuristas manga. Con una puerta central a los infiernos, marcada por una lucecita roja estilo coche del DTM. Por favor, no vayas con esto nunca a Alemania que te pegan fijo. Cuatro salidas de escape divididas de dos en dos y diseñadas como si un fallo con el Photoshop las hubiese superpuesto terminan el descenso a los avernos.
Me siento mal por menospreciar el trabajo de la gente. Seguramente tanto el interior como el exterior merezcan la pena y tengan un buen acabado. Pero como para gustos los colores, a mí esto no me gusta.
Vía Wald International
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