Un Volkswagen Beetle de 1973 no es un coche que destaque precisamente por su potencia, y menos aún si comparamos la potencia que ofrecía su motor de 1,3 litros refrigerado por aire con la potencia que ofrece cualquiera de los motores de la gama del Beetle actual. Es por ello que no es de extrañar que algún fanático de los clásicos que quisiese un Beetle de 1973 como el que veis en la imagen superior, quisiera más potencia sin tener que renunciar al diseño de un auténtico clásico como lo es éste, y por tanto, buscase algún tipo de solución.
Dentro del tipo de soluciones que se planteó, se decantó por cambiar el motor original por uno más potente. Pero no se decantaría por poner el motor de un Beetle más moderno, sino por otro motor que encajase bien en el hueco del motor original, y que además de eso tuviese suficiente potencia para no tener que envidiarle nada a la mayoría de coches que se pudiese cruzar por la carretera.
Pensó que el candidato perfecto era un bóxer de 2 litros turboalimentado, procedente de un Subaru Impreza WRX STI, que desarrolla un total de 282 CV de potencia. Así que se puso manos a la obra y se lo colocó a éste Beetle, que desde entonces es un lobo con piel de cordero. Para que el Beetle pudiese frenar a tantas caballos, se le equiparon también unos frenos de origen Porsche, además de diversos accesorios, entre los que se pueden destacar sus llantas, también de origen Porsche.
Parece ser que después de todo, su dueño anterior se cansó de él, y quizás preferiría algo más moderno, porque éste singular Beetle se encuentra ahora en un web rumana de ventas de coches, y se vende por un precio de 60.000 €. Puede que el precio sea un poco excesivo, pero lo cierto es que es bastante difícil, por no decir imposible encontrar otro igual. No obstante, el punto negativo de éste Beetle es que no se menciona nada acerca de sus suspensión, que de no haber sido cambiada, debe ser un tanto “complicado” de conducir.
Vía Carscoop