Cuando vemos un automóvil que cualquier persona quisiera tener en su garaje, que es capaz de sorprendernos cada vez que lo vemos, y que es único e inigualable, seguro que en lo último que pensamos, es en la persona que está detrás de su existencia, en el encargado de su desarrollo. Quizás esto le pase a muchos con el primer Ford Mustang, el famoso pionero de la saga, el Mustang Fastback que nacía a mediados de los 60. Como todo coche que ha marcado un hito en la historia, el Mustang tiene uno o varios padres que se encargaron de su existencia y desarrollo.
En su caso, podemos decir que su “padre”, es el carismático Lee Iacocca. A pesar de no ser el encargado de su diseño, ni de su mecánica, fue el encargado de crear su concepto, y de dictar a los ingenieros y diseñadores como debía de ser exactamente el coche. ¿El resultado?, pues no hay más que verlo, creó uno de los automóviles más famosos y deseados de la historia. Pero, ¿el Mustang fue lo único que aportó al mundo del automóvil?, en absoluto, pues además de dirigir el desarrollo de otros modelos de Ford, como el Pinto, cuando abandonó la Ford Motor Company en 1978 debido a sus diferencias con Henry Ford II, pasó a llevar las riendas de Chrysler.
Cuando Lee Iacocca llegó a Chrysler, ésta sólo presentaba pérdidas en todas sus cuentas, y al tomar la presidencia, consiguió ayudas gubernamentales para dirigir la creación de un nuevo tipo de automóvil que además de salvar a Chrysler, crearía una nueva tendencia en todo el mundo, la Dodge Caravan, más conocida como Chrysler Voyaguer. Dentro del grupo Chrysler también se encargaría del desarrollo de otros automóviles, y en la actualidad, aún tiene participación dentro de la empresa.
Todo un visionario que consiguió revolucionar no sólo la industria del automóvil de su país, sino la de todo el mundo. Publicó su autobiografía en 1983, y a día de hoy sigue siendo un éxito en ventas, junto al otro libro que publicó (Hablando claro), en 1988.
Fuente: Wikipedia