Hoy vamos a centrarnos en el aspecto exterior de la berlina japonesa, y es que, dentro de su segmento, es uno de los modelos que más me gusta. Aunque con lo especial que soy, también tiene algunas lagunas en el diseño.
Para empezar, y por si acaso alguno no se ha dado cuenta o no lo sabe, el modelo que hemos probado corresponde a la penúltima generación del Toyota Avensis. Recientemente Toyota le hacía un restyling a su berlina en la que afectaba principalmente a los grupos ópticos, tanto delanteros como traseros, ya que el resto del coche, casi por completo, apenas cambiaba.
Toyota le ha dado un aspecto joven y dinámico al Avensis. Esto puede parecer típico al decirlo, pero yo que soy joven veo los modelos de otras marcas como el Volkswagen Passat, Audi A4, BMW Serie 3, etc, como modelos más serios y para otro tipo de clientela. No obstante, en la liga del Avensis podemos encontrarnos el Opel Insignia, que es aun más atractivo que el japonés, o en mi caso especial el Citroën C5, que mezcla seriedad con juventud de una manera algo extraña.
Las ruedas que monta pueden quedarle algo pequeñas a primera vista, pero quizás sea que estamos algo saturados con ruedas más grandes puesto que las llantas que monta el Avensis son de 16 pulgadas y de 205 mm de ancho. Sinceramente, ruedas nada pequeñas, que si las vemos como tal es porque nos estamos acostumbrando a paelleras como ruedas. Recordad que unas ruedas más pequeñas, afectan para bien al consumo, reduciéndolo respecto a ruedas de mayor envergadura.
El perfil del coche es muy dinámico, y el diseño de los grupos ópticos traseros es todo un acierto. No tanto como el de la parte delantera que no termina de convencerme su diseño tan cuadrado, aunque lo intentan arreglar estirando el piloto a lo largo del capó delantero unos centímetros. Las luces antinieblas se encuentran en la parte baja del paragolpes delantero, y también cuenta con el detalle del intermitente en la parte baja del retrovisor. El día que algún gracioso lo rompa, habrá que llorar al cambiarlo.